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Universitarios en fuga

La matrícula de las universidades privadas en Guanajuato se desploma

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Tigres de papel

Por Francisco Javier Mares

La matrícula de las universidades privadas en Guanajuato se desploma.

Ocurre en todo el país. La educación privada es otra de las víctimas colaterales de la pandemia mundial por el coronavirus SARS-CoV-2 covid-19.

En León -cluster de la educación- por ejemplo, en las tres universidades privadas de mayor prestigio y en uno de los planteles de jovencitas de mayor tradición y reconocimiento en la ciudad, calculan un descenso incluso superior al 40% del alumnado -en un país con tan escasa vocación a la discusión pública con datos concretos, hay resistencia a esa estadística…

La prevención de contagios de covid-19; las bajas expectativas de la calidad del servicio educativo a distancia en la contingencia sanitaria; y las previsiones mínimas en una economía incierta, se ubican como las causas principales del desinterés manifiesto en renovar las inscripciones…

El primero, un sentido elemental de la prevención del contagio del mal que somete al mundo, pese a los dictados oficiales y las promesas de las instituciones educativas privadas aleja de los universitarios, sus padres y tutores el ánimo de continuar la inscripción, en tanto el mundo no conozca de una vacuna probada y al alcance de los mexicanos. Un ejercicio de cordura parece incentivar a los universitarios y sus familias a una pausa en su formación académica. Un semestre o un año sabático, pues.

En puerta un ciclo lectivo que de entrada se anuncia a distancia, sin actividades presenciales o mínimas en el mejor de los casos, las expectativas de una educación de calidad no son muy elevadas; los resultados de los primeros ensayos de educación vía digital que las circunstancias sanitarias impusieron de manera intempestiva al cierre del semestre anterior, a pesar del acceso a la tecnología que se dio por decontado en los estudiantes de escuelas privadas de nivel superior, fueron insatisfactorios para cualquiera -así los directivos de los planteles y las autoridades educativas se esmeren en difundir lo contrario.

Y está el punto de las más elementales previsiones económicas -en un ejercicio simple de: costo y beneficio-, porque no todos quienes asisten a un plantel educativo de nivel superior privado dependen para ello de sus padres, y salen cada día a ganar sus colegiaturas: la pérdida de empleo; la falta de apoyo oficial a los emprendedores -discursos aparte, claro-; y la ausencia del respaldo institucional de sus planteles tienen a la continuidad de su educación contra la pared.

De acuerdo con la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior, FIMPES, un millón 655 mil estudiantes están inscritos en las universidades privadas, son el 33.3 por ciento de los 4.5 millones de alumnos en este nivel -en estadística a 2018, hay 3 mil 300 instituciones de educación superior privadas, el 70 por ciento de las universidades del país.

En Guanajuato, donde la autoridad y los negocios duermen juntos, se privilegia a la educación privada. Durante décadas, en León específicamente, existió apenas una escuela de la preparatoria oficial. Ridículo. Casualmente, florecieron prepas ‘patito’ que todavía hoy atrapan a legiones de muchachos -pasee usted por el Centro Histórico-. El gobierno mira hacia otro lado. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, la Anuies, confirma que en los estados de México, Chiapas, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Yucatán y, sí, Guanajuato, 40 por ciento o más de los estudiantes inscritos al nivel superior lo cursan en universidades privadas.

En términos generales, las universidades privadas asumen que su matrícula se reducirá entre 10 y 30 por ciento en el próximo ciclo escolar que iniciarían en la segunda quincena de este mes de agosto, a causa de la pandemia de covid-19. No pocos estudiantes buscarían opciones más económicas o la educación pública, de oferta más que limitada con subsidios y presupuestos venidos a menos -en el último año siete de cada 10 aspirantes se quedaron sin un espacio en las universidades públicas de México; rechazaron a más de 420 mil muchachos.

Se estima que un 16 por ciento de los jóvenes en edad de ingresar a la educación superior, no lo buscarían en el semestre en puerta. En ello coincide el informe más reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, que citó APRO a media semana: “Alrededor de 1.4 millones de estudiantes no regresarán a clases en el ciclo escolar 2020-2021 en México debido a la contingencia sanitaria” -…Y de acuerdo con la OCDE sólo el 56.3 por ciento de los mexicanos inscritos alcanzan su graduación universitaria.

En este universo revuelto, entre un 10 y 15 por ciento de las instituciones de educación superior privadas en México estarían en riesgo de cerrar sus puertas, advierten desde la  Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la UPAEP -representante, con el ITESM, de las universidades privadas en la Anuies.

FIMPES -agrupa a 111 universidades privadas con una matrícula de 750 mil estudiantes-, ha recomendado apoyarlos al ‘flexibilizar’ las colegiaturas, becas y descuentos. Ello no ha ocurrido como esperarían. Es claro que en ‘la educación a distancia’ no ofrecen el mismo servicio que en los planteles. El estudiantado está molesto. Para confirmarlo basta asomar a los espacios de Facebook de las universidades de León. Los comentarios de los estudiantes hacia sus cuadros directivos no son así que digamos, muy cordiales.

“Oite unidos a otro perro con ese hueso dejen de decir mentiras y mejor apoyen a sus alumnos de verdad como «dicen» gracias a esta pandemia se reflejo los verdaderos valores de la salle”.

“Nosotros les pedimos contestar en sus extensiones correspondientes a la brevedad. He marcado desde ayer y nadie contesta”.

“¡Qué las universidades bajen las colegiaturas en tiempos de Covid es LO MÁXIMO! menos tu salle, tú sigues ignorando a tus estudiantes en cada publicación”.

“Unidos mientras haya dinero”.

Y así.

Por cierto, el ranking 2020 de las mejores Universidades de México realizado por ‘AméricaEconomía’, forma así:  1) Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM; 2) Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, ITESM; 3) IPN; 4) Universidad Autónoma Metropolitana, UAM; 5) Colegio de México, COLMEX; 6) Universidad de Guadalajara, UdG; 7) Universidad de las Américas de Puebla, UDALP; 8) Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP; 9) Universidad Autónoma Chapingo, UACH; y 10) la Universidad Iberoamericana, UIA CDMX.

Impuesta con urgencia por circunstancias sanitarias la educación vía digital, hay algunos números a considerar. La firma de consultoría ‘EY’, en su estudio “El Impacto del Covid-19 en la Educación Superior” da a conocer, contra lo esperado, que el acceso a la tecnología podría ser otro factor de desánimo para continuar. Encontró que únicamente el 55 por ciento de los jóvenes en escuelas privadas tiene a la mano dispositivos como tabletas y laptops; en las instituciones públicas la cifra cae hasta el 20 por ciento.

Y habría que agregar la falta de equipo en las instituciones y de acceso y familiaridad de los catedráticos, evidenciados al cierre del semestre anterior…

(A) LA JAULA

El semáforo

Caminé Centro Max. Se respira a naranja. En los cajeros hay filas de cubrebocas opcional. Coppel acecha a sus presas. En el fastfood, ‘los juegos del hambre’ siguen vetados. Los cines levantan la cortina. Hay artesanías en los pasillos. Pocos clientes en las zapaterías. La oficina recaudadora abre sus fauces. Mujeres de uñas consentidas se dejan querer. La indiferencia a la pandemia, campea. Una naranja verde camino al negro del luto ¿Gusta?

Correspondencia: [email protected]

Twitter: TigresDePapel

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