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2020

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Tigres de papel

Por Francisco Javier Mares

Bienvenidos. Amanece 2020 y no son buenas nuevas.

México. El país encuentra el año nuevo en una crisis internacional. El desgobierno golpista de Bolivia decide expulsar a la embajadora mexicana, ‘non grata’ la declaran, y México se reserva su reacción diplomática. Con ello puede estar de acuerdo o no, y esa es la normalidad en cualquier democracia. Hasta en la muy criticable que es la nuestra.

Lo que sí parece inaceptable -que no inexplicable- es la postura rabiosa de algunas oposiciones dispuestas a cualquier locura en su empeño de atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Se equivocan de punta a punta. Eso no vende. Quienes están de acuerdo con ellos son los mismos de siempre y son, ni modo, insuficientes para sus ansias de poder. Esa es una lección que debieron aprender en julio de 2018. Pero no.

Los insultos al presidente de la República y hasta al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, Arturo Saldívar, por apoyarlo, dividen, no suman.

Y evidentemente, a pesar de tantos años, tres campañas presidenciales al menos, siguen sin entender a Andrés Manuel López Obrador. El tipo, obstinado que es, no va a ceder. No lo ha hecho bajo las presiones internacionales de las calificadoras, por ejemplo, ni de los hombres del dinero en México, Carlos Slim incluido. No es por ahí. La oposición partidista, para variar, se equivoca de manera lastimera.

En esto, acompañar los berrinches de Felipe Calderón que como presidente hizo lo que hoy critica, es francamente lamentable. Mientras todavía está en veremos el registro del partido político que pretende con su señora esposa, Margarita Zavala, hoy milita en las redes sociales que supone, le acreditan credibilidad. Bueno, es su derecho a la insensatez.

En tanto, el presidente camina empecinado en la reorientación al gasto público hacia la parte social, hasta de manera irresponsable si usted quiere, al regalar el dinero a ‘ninis’ y demás, pero suma a las mayorías, de pobres, sí, por que así está el país. Todos votan. Al menos, tienen ese derecho. Y el 2021 se acerca de manera vertiginosa.

Guanajuato. La agenda política y social del estado se adivina de lo más entretenida en el año que inicia.

En la parte político/electoral las oposiciones, aquí al PAN, son más de lo mismo. Una pena. Esta ahí todavía el PRI con sus acostumbradas grillas internas que nomás no le permiten presentar siquiera un gesto creíble. O el PRD, una mala copia del mal chiste que es a nivel nacional. Y está Morena, con una representación notoria en el Congreso del Estado, por más que su diputado Ernesto Prieto y la dirigente estatal de las siglas, Alma Alcaraz, sean tercos en despeñarlas.

Morena, dicen los enterados, dará la pelea en el 2021. Está por verse, pero puede ser. La disputa de las alcaldías determinantes será en el corredor industrial. Flaquean horrible en Salamanca, pero la Celaya panista -dulce y todo- es un desastre. Irapuato, con Ricardo Ortiz es más discurso que hechos. Si el PAN no asegura esos tres municipios, de nada le va a servir conservar León -pese a lo horripilante que es tener como alcalde a Héctor Germán René López Santillana-.

El sur de la entidad, más michoacano que guanajuatense, no parece ser problema para los afanes de éxito de la izquierda, y el noreste, olvidado de siempre -por más que prometan la carretera a Atarjea- no va a titubear en coquetear hacia allá. A la gubernatura de Diego Sinhue le tocaría entregar la estafeta a colores diferentes. Al tiempo. Guanajuato quedó como un lunar azul en el mapa rojo de México y hay quienes sostienen que eso se va a modificar.

Lo otro son las diputaciones locales. La mayoría panista en el Congreso de Guanajuato no da para más. Es insostenible. El liderazgo -claro que es un decir-, de Jesús Oviedo, es una pena. Es un diputado al servicio del gobernador, sin pudor alguno, ninguno antes se había permitido tal descaro. Y No se ve cómo el PAN pueda asegurar su ventaja electoral en los distritos en la elección venidera. El PAN ni siquiera tiene un dirigente estatal -al menos que se tome en serio a Román Cifuentes, cosa que nadie haría-.

Guanajuato no pinta bien en 2020 para los azules. La violencia lastima. Mantener en sus encargos al jefe de los policías estatales, Alvar Cabeza de Vaca y al fiscal Carlos Zamarripa, tiene una factura. Cara. Los cadáveres en Guanajuato son ya demasiados, digan lo que digan funcionarios y corifeos. Hoy vacacionan, pero ya regresarán.

LEÓN

¡Ay, León! La urbe más poblada y la economía más sólida de la entidad -así se promociona-, sufre. Tiene como presidente municipal a Héctor Germán René López Santillana.

Héctor Germán René es un invento de Luis Ernesto Ayala Torres, exalcalde y exsíndico de León. También fue secretario con el gobernador Juan Manuel Oliva y hoy es el secretario de gobierno. Él inventó a Héctor Germán René.

Prácticamente lo sacó de las aulas de la UBAC -estudiaba contaduría el hombre-, y lo hizo director de Desarrollo Económico de la municipalidad, por allá de los dosmiles. Luego fue secretario estatal de esa cartera y hasta gobernador sustituto a la ida de Juan Manuel Oliva -que quién sabe qué creía que podía ser-. Luego, Héctor Germán René aceptó regresar a su secretaría -habráse visto-, y después se hizo elegir alcalde. Va en su cuarto año.

Bien. Héctor Germán René tiene a León hecho un batidillo. Negocios del Ayuntamiento aparte -que no son poca cosa-, nada de lo demás funciona.

Mire, Desarrollo Urbano, el Implan y anexas se burlan de  los ciudadanos al aprobar -o hacerse de la vista gorda, que es lo mismo- cualquier exceso de los pudientes de la vecindad -como cortar árboles en pleno bulevar Adolfo López Mateos-; el SAPAL es un cochinero -a ver, niéguenlo-; la Policía y Tránsito sirven para dos cosas; Fiscalización es un espanto y así…

Héctor Germán René es cualquier cosa menos un alcalde. Él se preocupa por los fines de semana, los puentes y los periodos vacacionales. En las crisis de tantos muertos, pide permiso o simplemente no va a trabajar. Cobra y ya. Y su equipo, caray, igualito.

Así amanecen México, Guanajuato y León en un vistazo. Aunque tampoco este 2020 no nos agarra desprevenidos. No hay forma. Será un año de transición y lapso para repensar las cosas. En la parte que nos ocupa, para decidir qué demonios hacemos con estos políticos y funcionarios nuestros. Hay de dos sopas: optar por el masoquismo o echarlos al cesto de la basura -que, dicho sea de paso, está repleto-. Decidamos.

LA JAULA

Hacernos mala sangre no tiene caso: ¡venga 2020!

Correspondencia: [email protected]

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