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Afuera del Congreso -imbatible el Palacio-, se manifestaron comerciantes del museo. Mujeres y hombres al desnudo -en perfomance de ‘momias’-

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Tigres de papel

Por Francisco Javier Mares

Se van como llegaron:

A las órdenes del gobernador.

En la última sesión de Pleno de la LXIV Legislatura del Congreso del Estado:

‘Autorizaron’, que el Ejecutivo tramite la contratación de la deuda de 2 mil millones de pesos, ‘pendiente’ del crédito inicial de 5 mil millones aprobado el año pasado.

Y al municipio de Guanajuato le aprobaron la contratación de una deuda de 70 millones de pesos, para concretar el proyecto del nuevo museo de las momias, impulsado por el alcalde Alejandro Navarro… y por el gobernador Diego Rodríguez.

Ah, por fin, así sea a destiempo, acataron el ordenamiento de la Constitución federal de reformar la Constitución del estado, para garantizar la posibilidad de la ‘Revocación de mandato’.

No pocos de los legisladores se quedan gracias a su gustada alternativa de reelección, pero el número romano de la ‘LXIV’ Legislatura desaparece ya.

La aprobación al gobernador, como trago postrero: 2 mil millones de pesos, el remanente no contratado de la autorización otorgada en diciembre de 2020, va. Más deuda para Guanajuato, pues.

Los diputados llevaron el debate al grado mismo de la filosofía: ¿es un nueva deuda o es la misma? Para el panismo mayoritario, es un mero ‘ajuste’ al financiamiento discutido y aprobado hasta por 5 mil millones de pesos. El argumento central, el de siempre: la federación niega dinero a Guanajuato.

Así que estos recursos serán un bálsamo. Infraestructura social, educativa, de conectividad y de movilidad; desarrollo regional; seguridad y salud públicas; procuración de justicia y certeza jurídica. El paraíso en la tierra.

Para los opositores, la deuda de la entidad supera la recaudación de los ingresos propios del estado de Guanajuato. Simple. Como cada tanto, las voces en contra toparon en pared.

Así antaño los priistas, los panistas resuelven toda controversia con el socorrido expediente del ‘mayoriteo’ y la cooptación de ‘voluntades’.

Son 80 años ya que la ciudad de Guanajuato convoca a sus visitantes a pagar por ver cuerpos áridos, ‘momias’, sin recato alguno. En los tiempos nuevos se les lleva a las ferias, cual espectáculo de circo. Pronto estrenarán ‘museo’. En realidad, serán el atractivo estrella de un centro comercial… que dejará más dinero.

Solo 3 votos de Morena escamotearon la unanimidad dorada.

La Legislatura LXIV de Guanajuato, la más intrascendente y entreguista de su autonomía constitucional en 30 años, aprobó sin empacho la solicitud del ayuntamiento de Guanajuato -respaldada por el gobernador-, de contratar 69 millones 993 mil pesos, que se invertirían en el ‘Nuevo Museo de las Momias’… y su satélite comercial en la ciudad de Guanajuato.

LLÉVELA, LLEVE LA MOMIA…

Magdalena Rosales, de Morena, se los dijo sin rodeos: lo que se pretende construir es un centro comercial y llamarlo museo…

Que el proceso de análisis fue una simulación -una sola mesa, la voz a un solo comerciante-; que el ayuntamiento debe brindar eficientemente los servicios públicos a la población; que el alcalde es investigado por tráfico de influencias -a según reseña la intervención el boletín del Congreso.

El panismo se parapetó detrás de la caja registradora: se debe ‘potencializar’ para sobrellevar las afectaciones económicas que genera la pandemia; que el estudio de mercado dice que el nuevo museo traerá mayor interés en visitarlo y una mayor estancia del turista y una mayor derrama económica y mayores fuentes de empleo -los argumentos ‘dinereros’ los obsequió la diputada azul Martha Isabel Delgado.

“Desde un punto de vista social, cultural, científico y educativo… resulta en un proyecto viable que además financieramente también lo es” -nada qué agregar.

Así que el proyecto vuela a pesar de la oposición de ciudadanos y comerciantes del museo actual.

Afuera del Congreso -imbatible el Palacio-, se manifestaron comerciantes del museo. Mujeres y hombres al desnudo -en perfomance de ‘momias’-, fueron allá con su desacuerdo. Una de ellas, la exdirectora del Museo y regidora electa de Morena, Paloma Robles, dejó dicho que irán a las acciones legales para frenarlo, un plebiscito, un amparo. Que en Guanajuato hay otras prioridades. Bastantes, sí.

Después de un par de horas, llevaron su protesta a las puertas de la presidencia municipal, en el centro de la ciudad -más público, seguro.

En ambos sitios denunciaron que Alejandro Navarro -ese raro alcalde-, promotor visible del proyecto, es investigado por tráfico de influencias. Lo acusan de incrementar el costo de acceso al museo, para beneficiar las galerías propiedad de su suegro y de su esposa. Qué extraño. La denuncia se presentó en octubre de 2020 y está radicada en la fiscalía de ‘Combate a la corrupción’.

Finalmente, el negocio se autorizó con los votos en contra de tres diputados de Morena.

Ya en el estribo, por unanimidad, los diputados incluyeron en la Constitución estatal la figura de ‘Revocación de mandato’ al gobernador -luego de sendas iniciativas presentadas por priistas y morenistas. Lo hicieron tarde, pero sin sueño, en la última sesión del pleno en la Legislatura y tres meses después de vencer el plazo legal para la reforma. A nadie importó.

Entusiastas que son, establecieron como una ‘Obligación’ de los ciudadanos guanajuatenses votar en los procesos de plebiscito, referéndum y de revocación de mandato -caray, qué nervios esperar a conocer las sanciones legales que establezcan para quienes desoyan semejante obligatoriedad.

La unanimidad de la aprobación les alcanzó para un torneo de elogios. Ya sabe: ‘se establece un mecanismo para inhibir las tendencias del abuso del poder y la arbitrariedad en el ejercicio del mandato gubernamental, mediante la supervisión y evaluación continua de las y los ciudadanos de la acción pública del Gobernador…’ Claro.

Concluye así uno de los micro episodios más tristes, grises, del Poder Legislativo del estado de Guanajuato, sometido a las instrucciones del jefe del Ejecutivo en turno, a lo largo de las tres décadas más recientes, todas con la gubernatura a cargo de Acción Nacional, el PAN, el partido de la alternancia que llegó para eternizarse. Se va el pastor Jesús Oviedo Herrera -presuntamente a la cartera de Desarrollo Social, un movimiento que de ninguna manera sería una buena noticia para Guanajuato-, su relevo será Luis Ernesto Ayala Torres, exalcalde de León, exsecretario de Gobierno. A ver.

(A) LA JAULA

Un niño de seis años.

El barrio de El Coecillo, otra vez. En León, por supuesto. Un niño de seis años de edad, murió acribillado a tiros. Los pistoleros llegaron hasta su hogar en la calle Acapulco -a nada del pórtico del ‘Instituto Leonés’, que en el capítulo estatal del ‘Foxiato’ alcanzó rango de Universidad-, en busca de su tío, de 45 años. Les dispararon a ambos. El hombre recibió cinco balazos, y vive. El chico solo uno, en la cabeza. Murió ahí mismo. Serían las ocho de la noche. Llovía.

No. No hubo detenidos ¿El Alcalde? No. Quién sabe. Por ahí ha de andar…

Correspondencia: [email protected]

Twitter: TigresDePapel

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