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Fase 3
Con todo y eso, la cepa COVID-19 del coronavirus, ni siquiera es el problema más grave que tiene encima el estado de Guanajuato, el estado más violento del país…
Por Francisco Javier Mares
Como lo adelantamos -siempre lo hacemos-, este martes, el Consejo Nacional de Salubridad, en voz del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, en la conferencia mañanera de AMLO, anunció el inicio de la fase tres de la contingencia por el COVID-19 en México.
Eufemismos aparte, el ascenso de la curva de la pandemia encuentra a México, a Guanajuato -que es el caso que nos preocupa y ocupa- en el peor momento, si eso fuese posible -y lo es-.
Vaya a título de ‘botón de muestra’: en León una mujer murió por disparos de arma de fuego en el interior de su domicilio en la calle Sierra de las Ceniceras casi esquina con Del Pedroso en la colonia Lomas de Las Hilamas -oootra vez-, cerca de las 7 de la tarde del lunes… Eso es cosa de todos los días en prácticamente cada uno de los 46 municipios de la entidad. Pandemia en el corazón de la violencia del país.
Pero cierto, hablábamos del coronavirus.
López-Gatell -a quien todavía los esfuerzos de muchos por convertirlo en villano han resultado vanos- nos advierte que la fase 3 significa el ascenso de contagios y las hospitalizaciones…, y que hay que mantener la jornada de sana distancia. Gatell, evidentemente, no viene mucho por acá.
Ya quedarían pocas dudas respecto a que dejar que los alcaldes diseñaran sus propias estrategias de protección fue un error del gobernador Diego Rodríguez -a salvo la sacrosanta ‘autonomía municipal’-. Hoy es dramáticamente claro que no a todos nuestros munícipes ‘les sube el agua al tinaco’. La ausencia de coordinación y dirección política va a cobrar un precio alto. En vidas.
Gatell insiste en que nos quedan por delante varias semanas de transmisión, y que en todas las regiones del país habrá una propagación extendida. Al martes por la mañana contabilizamos 8 mil 772 casos confirmados y 712 defunciones por COVID-19. Decretaron un mes más de ‘Susana Distancia’. Sí, pero no.
En Yucatán, en un autobús urbano con cupo para 35 pasajeros viajan, a lo más, 12. La mitad de los asientos han sido bloqueados. Nadie puede viajar de pie. En León, no. La voracidad sanguinaria de los permisionarios del transporte local y la indolencia criminal del alcalde Héctor Germán René López Santillana, mantienen el sobrecupo en las ‘orugas’ y las rutas comunes y alimentadoras. Cueste lo que cueste.
A la primera víctima mortal del COVID-19 por contagio en un tianguis en la colonia Satélite, un rincón depauperado al poniente de la ciudad, el alcalde anunció que, ahora sí, se restringiría ese tipo de vendimia al rubro de alimentos, como lo ordena la declaratoria federal de emergencia sanitaria…
… Héctor Germán René mintió, como acostumbra. Los más de 200 tianguis que hay en León funcionan con regularidad todos los días de la semana en todos los rumbos de la ciudad, al amparo del contubernio del jefe del cabildo y Jesús Téllez, ‘el líder’ de esos comerciantes.
LA TRAGEDIA ES OTRA (MÁS)
Con todo y eso, la cepa COVID-19 del coronavirus, ni siquiera es el problema más grave que tiene encima el estado de Guanajuato, el estado más violento del país. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ENSU, el 89.6% de los leoneses, por ejemplo, se sienten -se saben- inseguros. Ese es el tema.
La necedad de mantener en sus puestos al secretario estatal de Seguridad, Alvar Cabeza del Vaca y al procurador/fiscal general Carlos Zamarripa Aguirre, tiene a Guanajuato de cara al fondo de un callejón. Respecto a su desempeño ni siquiera hacen falta juicios de valor. Son números. Son muertos.
Al inicio de semana conocimos -nos confirmaron- que la percepción de inseguridad de los ciudadanos, sique en ascenso: León, la cuarta/quinta ciudad más poblada del país pasó del lugar 37 al octavo entre las ciudades de México en las que domina esa sensación.
Y por supuesto, esa sensación tiene asideros. Guanajuato, sí, es el único estado de la nación que en el primer trimestre del año rebasó las mil víctimas de homicidio doloso: 1 mil 163, que son 433 más que las del Estado de México, segundo lugar. Así de escandaloso.
En León se cometieron 55 asesinatos en 20 días de abril, sin que la autoridad, ninguna, pueda o quiera meter las manos.
“En Salamanca, cuatro hombres sin vida y cuatro más con heridas de bala en su cuerpo, fue el saldo de un ataque realizado por hombres armados a bordo de una camioneta; tras los hechos huyeron antes de que llegaran elementos de la Policía Municipal, FSPE y del Ejército Mexicano…”, y esto es todos los días.
La fase 3 del coronavirus en México encuentra pues a Guanajuato hundido en la violencia. León, Irapuato, Salamanca y Celaya en el corredor industrial, saben más de hechos de sangre que de generación de empleos; al sur de la entidad se le acabó el pretexto de la vecindad con Michoacán, ahora son ellos los que se quejan de nosotros.
Al factor rojo de los homicidios a cargo del crimen organizado habría que agregar, claro, el riesgo de una escalada del orden del fuero común: los robos con violencia a transeúntes; a domicilios; cristalazos y robos de vehículos; las riñas vecinales y la violencia pandilleril están servidas a la carta. Las denuncias por violencia intrafamiliar crecieron un 15% durante marzo en comparación con febrero -reporta la Fiscalía General del Estado-.
En la línea de discurso del subsecretario López-Gatell, comienza la etapa de propagación masiva del mal, el reto grande a la capacidad hospitalaria. Autoridades como las de León, incumplieron sus obligaciones. Ya conoceremos de las consecuencias…
LA JAULA
Los cárteles de Golfo, Jalisco Nueva Generación, Sinaloa, La Familia Michoacana, Los Viagras y Zetas comenzaron a repartir despensas a la gente pobre de comunidades olvidadas. El Estado de México, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas, Guerrero y San Luis Potosí, en la avanzada ¿Algo tendría qué decir el gobierno, ¿no? ¿No? No, pues.
Correspondencia: [email protected]