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Estado

El bebé desconocido del Titanic

El 12 de abril de 1912, un grupo de marinos encontró flotando en el océano el cuerpo sin vida de un bebé de 19 meses flotando en la costa canadiense…

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Con el lamentable deceso de los pasajeros del submarino de OceanGate, el Titanic ha vuelto a ser tema. Y una de las historias más misteriosas que envolvieron al imponente barco fue el desconocido bebé del Titanic, cuya identidad se mantuvo en incógnita por casi un siglo.

El 12 de abril de 1912, un grupo de marinos encontró flotando en el océano el cuerpo sin vida de un bebé de 19 meses flotando en la costa canadiense. Conmovidos por la trágica escena y sin saber su identidad, los marinos decidieron hacerse cargo del entierro del pequeño en el cementerio de Fairview Lawn en Halifax, donde permaneció durante un siglo bajo el rótulo de «el niño desconocido», hasta que finalmente se pudo dar nombre y rostro a su historia.

Clarence Northover, un expolicía de Halifax, Canadá, fue asignado a la custodia de la morgue donde se llevaron muchos de los cuerpos rescatados del naufragio.

Aunque se le ordenó quemar la ropa y los objetos que no fueron reclamados, Clarence decidió guardar los zapatos del pequeño, identificado como «cuerpo 4». Durante años, los mantuvo en su oficina y, al jubilarse, los llevó a su casa.

Fue el nieto de Clarence quien finalmente envió una carta al Museo Marítimo del Atlántico en Canadá, explicando por qué poseían los zapatos de una víctima del Titanic.

En 2002, un análisis de ADN identificó al niño como el pasajero finlandés Eino Panula Viljami, pero posteriores mejoras en los análisis demostraron que en realidad se trataba de Sidney Leslie Goodwin, y se descubrió que sus padres y hermanos también habían perdido la vida en el hundimiento del Titanic.

Después de 100 años, la tumba del «el niño desconocido» fue abierta, revelando solo una pequeña astilla ósea y tres piezas dentales, pero estas pruebas fueron suficientes para realizar el análisis de ADN y compararlo con los descendientes de los Goodwin, confirmando que el «cuerpo 4» era del pequeño Sidney.

Fredericks Goodwin, el padre de Sidney, era un electricista de 42 años que había decidido embarcar a su familia hacia Estados Unidos en busca del sueño americano. Sin embargo, una huelga frustró sus planes y los llevó a abordar el Titanic.

Trágicamente, tanto Fredericks como su esposa Augusta, junto con sus hijos Lillian, Charles, William, Jessie, Harold y Sidney, fueron parte de los fallecidos en aquella tragedia.

Hoy en día, Sidney Leslie Goodwin descansa en paz en el cementerio de Halifax bajo una lápida que después de 100 años por fin lleva su nombre.